lunes, 7 de noviembre de 2016

La chica de mi vida


¿Te han dicho alguna vez algo que te ha llegado tan dentro que no sabes cómo gestionarlo? ¿has sentido que alguien es muy especial para ti con el simple hecho de haberle mirado a los ojos? ¿amas a alguien tanto como para imaginarte con él el resto de tu vida?

Hace días o semanas, una persona me dijo "eres la chica de mi vida". Esa frase me deja helada, hace que en mi cerebro se produzca un cortocircuito, que me quede sin habla y sin respiración. Y sí, también me produce cierto vértigo. Es una especie de salto al vacío en el que no llevo paracaídas, en el que no hay red, un lugar al que me adentro con miedo, inquietud, excitación y amor, con mucho amor. Trato de no buscarle más significado del que pueda tener un "me encantas" o un "me gustas mucho". Pero lo tiene, y mucho. Al menos para mí. 

Hay palabras que nunca había escuchado antes (o mejor dicho, leído). Y, además, que a alguien no le tiemblen los dedos al escribirlas o la voz cuando las pronuncia, deja bastante claro lo que significan. 

Y sí, ya sé. Muchos diréis "las palabras se las lleva el viento", "esas cosas simplemente se dicen cuando te gusta alguien, para conseguirlo", "ya verás, pasados unos meses ni te acordarás de todo esto". No, no se trata de eso. Esta vez no. 

Cuando no existe la opción de hacer, de poder demostrar con hechos, sólo nos quedan las palabras y éstas tienen mucho más poder del que a veces pensamos: salen de un extremo para clavarse en el otro, recorren cientos de kilómetros para quedarse en la mente de la persona que las escucha. Para siempre. Las palabras consiguen hacer que el otro se estremezca con sólo leerlas, que le lata el corazón más rápido y fuerte que nunca  y que tenga la sensación de que lo está escuchado hasta la última persona de la tierra. Y por mí, que lo escuche. Que sepa que esas palabras hacen que mi mundo tenga sentido, que en mi día a día salga el sol aunque las nubes no dejen que el resto lo vea, que me produzcan paz y armonía y que, pase lo que pase, no quiera dejar de leerlas.

Las palabras se las puede llevar el viento, sí, pero quedan dentro para siempre. Esa sensación ya nadie te la quita y su significado tampoco.

Seré la chica de tu vida. 

Hoy y siempre.









Siempre...








LdC*