domingo, 4 de agosto de 2019

lunes, 11 de marzo de 2019

Cuerpo y alma


Sabes? Nunca sé si me elegiste a mi o yo a ti pero lo cierto es que la vida nos puso en el mismo sitio aunque en momentos diferentes.
Conseguiste tirar de mi hasta ponerme en el lugar donde tú estabas y vivir experiencias maravillosas sin miedo a desnudarnos de cuerpo y alma.

Y ahora volvemos a estar allí. Como al principio. En diferentes lugares.

Y quién sabe si en el mismo camino.





LdC*




martes, 26 de febrero de 2019

Dicen


Dicen las lenguas (no sé si malas o buenas) 
que las personas,
de tanto esperar
se cansan de querer.






Siempre...








LdC*

domingo, 17 de febrero de 2019

La espera


Estás en cada rincón. 

Te veo en las miradas ajenas, en los gestos de los demás. Te busco en cada detalle de mis días. Y te encuentro.

Se me acelera el corazón cada vez que coincidimos mirando la pantalla. Ojalá pudiera mirarte a los ojos y sonreír mientras lo hago. 

No hay un sólo segundo en el que no pases por mi cabeza.

La espera me está volviendo loca y no hago nada para evitarlo.

Tú tampoco.






Siempre...





LdC*


Cada persona pierde lo que quiere perder.






Siempre...




LdC*

viernes, 15 de febrero de 2019

Armaduras


Las armaduras sirven para protegerte, para que las personas contra las que luchas no puedan dañarte ni darte un golpe tan fuerte que nunca llegues a recuperarte de él.

Protegen, aunque no permitan que muestres tus cualidades: tu figura, tu rostro, tu forma de vestir, las reacciones de tu mirada...

Sin embargo, algunas veces uno de esos adversarios llega tan de repente que hace que, poco a poco, creas que ya no necesitas la armadura. 

Que bajo ningún concepto podría hacer sangrar alguna de tus heridas, no sería capaz de arrebatarte ninguno de tus órganos.

Y te la quitas. Poco a poco. 

Esa aspereza que mantenías cuando estabas protegida, desaparece. La frialdad que el hierro transmitía, se ha ido. Las caricias han hecho que la coraza sea invisible, que creas que no la necesitas más.

Te muestras tal y como eres. Sin filtros. Sin máscaras.

Sólo tu.

A cambio llegan las sonrisas, los abrazos, la amistad, los "tequieros". 

La vulnerabilidad.

Pero cuando más vulnerable eres, más fácil es que los demás guarden un cuchillo bajo el brazo. 

Y te repites que nunca debiste quitarte la armadura, que se está mejor con ella. 

A salvo.

Protegida.






Siempre...






LdC*