miércoles, 30 de marzo de 2016

Pepito Grillo


"Eres libre de tomar tus decisiones pero también prisionero de las consecuencias"

El ser humano es libre, es una característica que nos define (obviemos las diferencias sociales y culturales, pensemos en el ideal que nos han vendido de la persona). Podemos hacer lo que queramos en cada momento. Eso sí, tenemos que actuar en consecuencia. Cada uno de nuestros actos va a repercutir de una u otra forma en nuestro mundo, en las relaciones sociales con los demás y, en muchos casos, va a cambiar totalmente nuestra vida. Puede ser un cambio de 365º, para bien o para mal.

En la mayoría de ocasiones, es la moral la que nos frena. Ese Pepito Grillo que siempre tienes encima del hombro diciéndote "esto está bien, esto está mal", como una maldita mosca cojonera que te está zumbando en la oreja toda una calurosa tarde de verano.

Pero claro, llega el momento y haces caso a la conciencia y no sigues a tu corazón. 

Son esos momentos en los que tomas decisiones que, lejos de dañar al resto de la humanidad, te dañan a ti mismo. 

Y, no nos engañemos, en este caso te haces daño, pero en el contrario Pepito volvería a darte la tabarra para recordarte día tras día que lo que has hecho no es moral, que tus valores no son esos y que así no es como debes actuar.

Está claro que tomamos caminos que decepcionan a personas que son importantes para nosotros, personas que pensaban que eras de una forma y se dan cuenta de que eres de otra, o de que has cometido un gran error (afortunadamente, hay personas que saben perdonar); en definitiva, recorrer esos senderos hacen que decepciones a aquellos que daban mucho más por ti de lo que nunca hubieras imaginado.

El problema ya existe. Pero ese problema se hace mucho mayor cuando eres tú mismo el decepcionado. Decepcionado contigo mismo, con tus actos. No eres capaz de perdonarte a ti. 

¿Qué pasa entonces? 



Siempre...



LdC*





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